La
vibración es un movimiento rápido de pequeña amplitud alrededor de
una posición
de equilibrio.
La cantidad de vibraciones en un segundo son la frecuencia. Los
ciclos naturales son pulsaciones de ondas rítmicas que se
manifiestan con una frecuencia regular, como por ejemplo, las
estaciones del año, las fases lunares, las pulsaciones del corazón,
los ciclos de fertilidad y gestación humana. Si seguimos encontramos
que nuestras vidas son una frecuencia en constante dinámica cíclica.
Según
filosofías milenarias y la creciente medicina cuántica, cada célula
y cada órgano de nuestro cuerpo vibran continuamente a determinada
frecuencia. Así cuando un órgano está sano, está vibrando en
armonía con el resto del cuerpo. Nos
encontramos ante un universo fractal y holográfico vibrante. Desde
esta perspectiva holística podemos entender al ser humano como lo
hacen las escuelas místicas tradicionales: un todo cuyas partes
están ligadas entre sí y a su vez relacionadas con el Universo,
permitiendo ampliar los conceptos de salud para verla no sólo como
el equilibrio de los procesos físicos, eléctricos
y químicos interdependientes, sino como un resultado de la
interacción de pensamientos y emociones que influyen directamente
sobre estos factores, unidos al medio ambiente. A nivel neurológico
también es importante señalar que toda idea se nutre de energía
y genera frecuencias. El
sistema endocrino y las glándulas que lo componen nos
ofrecen la llave del plano psicosomático, pues está
minuciosamente unido al cerebro y al sistema nervioso. Es la unión
de cuerpo y mente, una fascinante red compuesta por glándulas que
secretan hormonas, mensajeros bioquímicos que r egulan cada función
en el cuerpo. Algunas culturas de Asia e India consideran que
estos plexos corporales y glándulas son centros energéticos
vibracionales, en los que confluyen
cuerpo y mente.
Se denominan Chakras, término que significa rueda y proviene del
sánscrito. Estos centros son la base de muchas técnicas y
filosofías orientales, por ejemplo el yoga. La acupuntura también
trabaja con la misma filosofía y el Qi Gong, incluso en la cultura
egipcia se tenían en cuenta. Vemos manifestaciones de ellos en
todas las culturas, por ejemplo la representación del halo de luz
en la cabeza de Cristo, Mahoma, Buda, entre otros. En el esquema
de trabajo profundizaremos en los chakras, pues su estructura, de
siete colores, como en la descomposición de la luz blanca, además
de su correspondencia con diferentes frecuencias, nos servirá como
matriz del trabajo.
Continuemos
entonces. Las
culturas orientales, tales como la acupuntura, el yoga, el tai
chi.... poseen una concepción integral del ser humano, yendo a la
raíz de los males del cuerpo. La enfermedad no se trata desde un
punto mecanicista y reduccionista, sino que estas
culturas tienen asimilada, y muy trabajada, la concepción del mundo
tal y como nos lo plantea la física moderna. El cuepo es
considerado como un todo relacionado y trabaja en los desequilibrios
del chi/prana, que fluye por los canales utlizados en acupuntura.
Considera el cuerpo como una unidad trabaja con las zonas reflejas ,
que siguen formas fractales y tienen una estructura holográfica, en
la que cada célula está comunicada simultáneamente con las demás.
Tal y como lo hace el resto de la materia.
Desde
la doctrina terapéutica oriental se compara el cuerpo humano con un
instrumento musical que a veces se desafina, pero en su estado sano
es armónico. Cuando hay un desequilibro se dirigen ondas sonoras de
alta frecuencia a la zona afectada, con lo que restituyen la
vibración armónica del organismo. Durante los procesos meditativos,
con o sin música, ya se experimentan elevaciones de la frecuencia
corporal, pues el universo en sí vibra.
Pitágoras
ya intuía:
Cada
cuerpo celeste, cada átomo produce un sonido particular debido a su
movimiento, ritmo o vibración. Es más, todos esos sonidos y
vibraciones componen una armonía universal en la que cada elemento,
sin perder su propia función y carácter, contribuye a la totalidad.
También
sabemos
hoy- por el principio de resonancia- que es posible modificar estas
frecuencias alteradas a través de la transmisión de otras
frecuencias. Y eso es lo que convierte al sonido en un proceso
terapéutico. Por ejemplo los cuencos tibetanos, ajustan la vibración
de la persona a su frecuencia.
Al
revitalizar cada capa progresiva en octavas de frecuencia siempre
crecientes y con ello el cuerpo físico, podemos provocar el
desarrollo de distintos aspectos de la autoconciencia, pues cada
centro energético o chakra está relacionado con una frecuencia y
con funciones psicológicas y fisiológicas. Además de ser
metabolizadores de la energía, nos proporcionan información sobre
el mundo que nos rodea. Dado
que cada chakra está relacionado con una función psicológica
específica, lo que proyectamos a través
de cada uno de ellos será algo muy personal, ya que la experiencia
vital de cada persona es única y es muy
posible que al ser estimulada se produzca de forma sinestésica..
En
cuanto a teoría teatral me remito al texto El
teatro y su doble
de Antonin Artaud, escrito en 1938, el cual me parece una obra de
arte. Al leerlo me pareció cómo si ésas también fueran mis
palabras. A lo largo de las siguientes páginas encontrarán citas
del mismo marcadas con un asterisco*.
Lo que se pretende desde la perspectiva teatral de este texto es
hacer eco en los organismos, apelando al espectador mediante los
gestos y las formas. Nuestra
obra tratará de agitar la células, desde la memoria primigenia, el
instinto, pasando por el intelecto, hasta llegar a la intuición.
Será una traducción escénica de la realidad y la vida que
proyectamos desde diferentes culturas.
HAY
UN DIÁLOGO ENTRE EL HOMBRE Y LA PARTÍCULA.
TAL
VEZ SEA ÉSTE „EL SECRETO DEL VIEJO“,
TAL
COMO DIJO EINSTEIN.
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